domingo, 27 de septiembre de 2015

Talajara MTB VIII

Hoy domingo 27 de septiembre 2015 cuatros roselines, Juanma, Quique de Pinto, Fran Illescas y yo, Abilio, hemos participado en la octava marcha de la Talajara de 121km que se realiza en Talavera de la Reina, para algunos la primera vez y para mi, la cuarta.


Hoy me tocó madrugar ya que tenía que recoger mi dorsal allí en Talavera, los demás roselines ya lo habían recogido antes y salieron más tarde que yo. Ya habíamos quedado en la meta para hacer la foto de rigor, la marcha larga empezaba a las 9:00a.m.




Mereció la pena el madrugón ya que pude dejar mi coche a pocos metros de la meta, recogí bolsa de regalo y enseguida monté la bici con mi dorsal 2254. Como aún me quedaba tiempo, me dediqué a hacer unas fotos y a calentar un poquito. Al poco tiempo ya empezaban a parecer los compañeros: Fran venía con unos amigos y querían hacerlo juntos y Juanma, Quique y yo tomaríamos la salida juntos.




Después de esas fotos, ya quedaba menos para el arranque, ¡qué nervios!, para Juanma y Quique era su primera Talajara y estaban metalizados para hacerla en menos de cinco horas.  Para mi era la cuarta Talajara y la primera marcha después de dos meses de patón por lesión. Les dije que fueran a su ritmo y que yo no podría tirar como ellos y, así fué. Son las nueve y... ¡comienza la salida!. Salimos de los últimos pero eso da igual hasta que no se pasa por la linea de salida no empieza a contar el cronómetro. Juanma empezó tirando fuerte, Quique detrás intentando cogerle y yo tras ellos por esas calles de Talavera. A Quique no le perdí de vista hasta salir de Talavera, ya no nos volvimos a ver en todo el recorrido, ¡qué máquinas!.

Mi intención era coger fondo y terminar la macha lo mejor posible, como tengo ya experiencia en esta marcha, decidir ir a rueda tras corredores que no sobrepasaran los 25 o 27 km/h. Y eso hice, toda la vía verde de la Jara a un ritmo cómodo. Me encontré a Fran parado con su amigo y le pregunté que si iba todo bien y me dijo que si, estaban reparando un pinchazo. Continué a mi ritmo por la vía verde de la Jara, que por cierto, está hecha una pena. Lo mejor son esos paisajes, como el embalse de Azután, con su impresionante puente y todos los túneles que cruzamos, el más largo e iluminado estaba en el km 51, a cuatro kilómetros más está el siguiente avituallamiento, en la estación de Pizarritas, donde paré por cuestiones fisiológicas y beber algo, justo allí me encontré con Javi Olivas. Reanudé la marcha y en el km 68 se acabó la vía verde de la jara, nos desvían a la carretera N502 que pica para arriba, mis sensaciones eran buenas, quería reservar fuerzas.




Ya sabía que lo duro de la marcha vendría ahora, en el km 74 venía las Laderas de la "Morrilla" con su cota máxima de 902m. Empiezo a subir sin forzar, admirando esos paisajes bonitos, a cuatro kilómetros más adelante paso por las Lagunas de Paniagua y en km 89 subimos el Alto del Burro, ¡una burrada de ascensión! empieza subiendo por un camino de cemento y después por un camino de piedras con una fuerte subida que muy pocos han podido subir sin bajarse de la bici, yo logré subir un poco más de la mitad y me vi obligado a continuar a pie por el mogollón de corredores que formaban un tapón, ya sabéis. Ya arriba en un cruce nos juntamos las dos machas, la de 80 y 121 km. Me encuentro con otro tapón en la bajada, nada... paciencia... hasta la bajada que nos llevaría al pueblo de las migas Alcaudete de la Jara, donde paré a comer y a refrescare  Allí me encontré con mis compañeros de los sábados que ahora se hacen llamar "Peña MTB Parla".




Después de coger fuerzas continué, ya sólo me quedan 30km pero todo cuesta arriba, con toboganes. Encontré muchos corredores acalambrados, yo también iba ya calentito pero aguante el tirón, lo pasé mal en las bajadas largas por la mano, pues aún me dolía debido a la lesión que tuve. 




Ya entramos por Talavera cruzando el Tajo y, triunfalmente, atravieso la línea de meta ¡por fin!. Allí me encuentro con los pros Juanma y Quique que habían llegado antes que yo, a Fran no volví a verlo, debió marcharse nada más llegar a meta. Terminé mucho mejor de lo me esperaba al tener en cuenta que no estaba recuperado del todo la lesión, así que quedé muy satisfecho del tiempo conseguido y de la nueva experiencia vivida. Nos despedimos los tres con un apretón de manos y celebramos nuestro triunfo personal, ¡lo habíamos conseguido: Una Talajara más!. ¡Hasta la próxima Roselines!


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